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Académicas UdeC imparten clase magistral sobre el modelo forestal en Santa Juana
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Académicas UdeC imparten clase magistral sobre el modelo forestal en Santa Juana

Estudiantes de enseñanza media pudieron presenciar y debatir sobre las investigaciones de las investigadoras sobre el modelo forestal y sus riesgos asociados en una instancia propiciada por la municipalidad de la comuna más golpeada por los incendios de la última época estival.

La actividad se realizó en el Teatro Municipal de Santa Juana por solicitud de la alcaldesa Ana Albornoz a las académicas, quienes realizaron un repaso sobre la trayectoria histórica de la industria forestal, sus raíces culturales y materiales; sobre las condiciones de riesgo e inflamabilidad de esta; y sobre las actividades económicas que sobreviven como alternativa en la ruralidad.

Desde la alcaldía se están impulsando esta clase de iniciativas para comprender la crisis hídrica y climática que afecta principalmente a las comunas campesinas, enfocándose en las y los estudiantes. “Estamos tratando de que los jóvenes defiendan y transformen su territorio”, explica Ana Albornoz.

“De esta catástrofe lo que debe primar es la educación, la conciencia de clase, la conciencia de vivir en un  lugar que es una gran plantación forestal, de que hay que defender la naturaleza y la biodiversidad y luchar para que las empresas forestales tengan en el centro de sus operaciones la dignidad de las personas”, enfatiza la alcaldesa.

La clase

La primera en presentar fue la Dra. en Antropología y experta en la temática forestal, Noelia Carrasco, quien expuso sobre la instalación del Estado y el pensamiento racional productivo sobre los bosques en contraposición a la mirada espiritual e integrada de la naturaleza de los pueblos originarios.

Hizo un recorrido sobre la evolución de la industria forestal con la promulgación en 1872 de la primera Ley de Bosques, las primeras plantaciones forestales en 1895 y la instalación de la lógica de la eficiencia económica en las primeras décadas del siglo XX con la explotación de plantaciones ordenadas de monocultivo de pino radiata. Esta forma productiva se convierte en prioridad del Estado como forma de contención de la erosión producida por la industria intensiva de cultivos de trigo; cristalizándose luego con la instalación de la industria papelera con la iniciativa privada de la CPMC, luego con el impulso de la Corfo con las que fueran industrias estatales como Arauco, y, finalmente, con su fomento y privatización durante la dictadura cívico-militar.

Ya las consecuencias  en las comunidades se hacen sentir a fuertemente a comienzos de los años 90, cuando las empresas deben sofisticar su intervención. Teniendo que certificarse para su exportación en 1994 con las exigencias del Forest Stewardship Council (FSC) y enfrentarse a la resistencia mapuche a la expansión forestal con su irrupción en 1997 hasta la actualidad.

Luego llegó el turno de la Dra. en Ciencias Ambientales Edilia Jaque, quien en base a sus estudios sobre los grandes incendios en 2017 entregó datos importantes sobre la construcción social del riesgo asociados a esta catástrofe.

Edilia mostró una serie de cartografías de la región del Biobío en donde se evidenciaba como a 2019 de las 1.5 millones de hectáreas de bosques más de 800 mil hectáreas son de monocultivo forestal, lo cual, junto a otros factores físicos del territorio como la topografía, humedad y los usos de suelo, caracterizan a esta como de alto grado de incendiabilidad.

Las acciones y decisiones humanas son gravitantes al momento de pensar en los múltiples riesgos que traen los incendios, enfatizó la académica, quien mostró como los territorios habitados en el intersticio entre las urbes y las forestales son las que corren más peligro: las laderas plantadas en zonas urbanas debido a la expansión de las ciudades por la falta de instrumentos de planificación urbana y rurales.

Por otra parte, la falta de humedad y aumento de las temperaturas como parte del Cambio Climático en desarrollo propicia aún más el aumento de estos escenarios con múltiples peligros para los ecosistemas, las comunidades y sus dinámicas.

Finalmente expuso la Dra. en Sociología, Beatriz Cid, quien enfrentó la problemática desde una perspectiva más positiva, realizó una invitación a los presentes a pensar en el territorio que sueñan.

Así, entregó algunas nociones sobre como los lenguajes y los sistemas de saber se convierten en realidades además de los elementos materiales que la configuran, y por lo tanto el cómo se enfrentan las situaciones de crisis desplazando perspectivas de desesperanza y de carencia pueden entregar oportunidades de desarrollo a las comunidades que las sufren.

Relevó la importancia de fortalecer la riqueza natural y cultural y la diversidad de conocimientos, sus bienes comunes. De cómo los proceso llevados por la propia comunidad pueden ser ampliados como una forma de transición socio ecológicas a una vida más digna, más allá de la sola negociación por menos explotación con las industrias colindantes.

De esta forma, demostró como la comunalización de una problemática puede ser una solución viable mediante el ejemplo de una de sus investigaciones en Caleta La Barra, la cual tras la llegada de salmones que se escapan de esa industria tuvieron graves problemas ecológicos en sus afluentes, a lo que la comunidad decidió enfrentar gestionando comunitariamente la captura y comercialización de estos peces.

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